martes, noviembre 27, 2012

Amareas y amares.

Soy el agua del oleaje
que la vera nunca deja,
soy aquel que volverá
aunque creas que se aleja.

Estoy siendo amanecer
y no pretendo evitarlo,
con el pulso entre batires
buscando bucear en lo alto.

No quisiera despertar
de esta onírica vigilia.

No quisiera aletargar
los colores que ya enfilan.

Debo darle una plasmada
-en letras- a este momento.

Es la levedad del humo,
un algo que está completo,
el misterio irresoluto
por un instante cediendo
(esa brecha iluminada
que te devuelve a la vida),
un crepitar en la hoguera
que se antojaba dormida,
el rugir de la marea,
la inmediatez a su orilla.

No hay comentarios.: