jueves, noviembre 29, 2012

Vadeando esperas.

Todo es tan promisorio
que el ánima irrealizable
se ve tan inoportuna
como cadenas en aves.

Lo completo se hace etéreo
y lo eterno es obsesivo
desde los sueños, o desde
las peores pesadillas.

El mundo reparte brillos
(con una mano extendida)
pero se roba los tiempos
(con la que oculta su espalda).

Las ganas, hoy, son empates
que evitan ciertas derrotas
(ni que hablar de gambetear
el cono de lo mediocre).

Prefiero, entonces, mi fuga
buscado el vado en los días
hasta que el almanaque cumpla
(o consiga hacerlo cumplir).

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