lunes, marzo 27, 2006

Corazón-caparazón.

En la historia de un corazón arrebatado, el siempre perdedor se desentiende del mundo como lo que no le pertenece a un dios de poca monta.
Ese cuore envuelto en una bolsa, desternillándose de la risa por la fábula cotidiana.
Apremia de pronto la perversa fobia al tiempo, la rutina, sus palabras, las calles, el silencio y una letanía de soledades que pone los pelos de punta.
¿Quién puede espolvorear con azucar impalpable una factura existencial tan amarga?
Eso se preguntaba, sometido a su libertad, el corazón. Sin descanso.
Como si el oficio de ser le costara, a precio tiempo, las 26 horas de su día.

1 comentario:

Comentarios: dijo...

Estamos enfermos
perdonennos.


( te la robe un ratito:))

cuidate=)

un abrazo gigante!
Cari!