domingo, marzo 12, 2006

La puerta entre las piezas del rompecabezas.

Y en la pequeña pesadilla de dos espías inmóviles
resultó ser que la distancia no era de un par de cuadras
sino una psiquis entera que se disponía entre ellos
y los separaba como la mismísima eternidad.

Ella con las ansias del cielo que, cargado, espera llover.
El con un temblor de hojas otoñales que no soportan la idea de caer.

Una sola puerta escondiendo dos temores.

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