martes, noviembre 27, 2007

La ausencia.

Se enquistó un invierno en esta primavera agonizante.
Las noches duran todo el día, los días pasan como por un molinete oxidado, raspando todo el corazón que no encuentra ni la salida de emergencia para un tormento tácito.
Las llaves ya no abren, ya no cierran, ya no existen. Pero las cerraduras persisten.
El mar está seco y pastoso, de color descolorido.
La luna brilla como nunca, haciendo las veces de soga para que mis pies no toquen el fondo del aljibe, pero se corta con los calores de un infierno invasivo.
Todos los elixires que desonciertan el presente de penas son cada vez menos efectivos.
Escapar de la realidad es posible, pero no de tu recuerdo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vos: cuidate.

eso nomás =o).

y si estás pensando que no tengo "autoridad" para decir/pedir/querer/necesitar que te cuides. es porque no soy polisida, zapato (prf).

vos: cuidate pedazo de.. mi corazón.