sábado, noviembre 24, 2007

Pequeña bitácora de un espíritu medio vacío.

Si el vaso está partido a la mitad ¿puede estar medio lleno o medio vacío?
Todas las prisiones, todas las libertades, y los sinsentidos más latidos, se desprenden de esta ausencia inhóspita.
El fuego apaga el agua que quiere secar lo que nunca existió.
Una sensación así, cayendo en el pasto rendido de locura, con la sangre color rubí.
¿Dónde está el cielo si tenemos la cabeza en los pies?
¿Y si los pies están decapitados?
Tanta absurda sensibilidad para nomás lograr alimentar una soledad que parece un colador.

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