Las balas que se cargan inocencias,
matan juegos, destruyen sueños.
Pequeñas vidas genocidas
traicionadas por un monstruo
que les comió su ternura.
Ya no hay dulzura
sólo les queda un suplicio
donde debiera haber fantasía.
La imaginación sólo tortura,
su realidad está llena de espinas.
Qué tristeza da saber
el peor de los crímenes
la muerte de la niñez.
1 comentario:
Mi estrella, mi dios, mi razón.
.GRACIAS.
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