lunes, abril 20, 2009

Mucha gente.

Gente.
Mucha gente, desbordando las veredas, apilándose en estantes de cemento.
Apretándose en los subtes, enojándose en las calles, aburriéndose en las oficinas.
Vendiendo su alma y su tiempo para poder ser gente, como los demás,
esos que saben qué hay que pensar.
Gente como la gente, compartiendo simpatías y antipatías para no desentonar,
para tener un lugar en el rebaño, pretendiendo que engañan a su propia soledad.
Gente que despelleja verbalmente a los ausentes,
buscando en la sombra ajena un consuelo para la propia.
Gente que ríe de quienes no caen en la obsecuencia establecida.
Gente que no sale a la vida por miedo a cruzarse a la muerte.

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