jueves, abril 30, 2009

Perdiendo al tiempo.

"Se sabe de un viajante de comercio a quien le empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos." J. C.

Sobrepasamos al propio tiempo, queremos vencerlo en una carrera eterna, siendo estrechamente efímeros.
Corremos de los segundos como una gacela delante del más raudo felino, y nos desarma saber que igual hemos de ser alcanzados y devorados.
Estamos tejidos por las agujas giratorias, con lana de minutos, ahorcándonos en una bufanda sin fin.
Y nos bombardean a frustraciones los momentos que se achican cuando más los necesitamos.
Y nos envenenan de ansiedad esos ratos interminables que quisiéramos resumir a escasos instantes.
Conocemos la desesperación de estar siempre a destiempo, y ese sinsabor que significa llegar cuando el baile es sólo serpentinas pisoteadas y una escoba llevándoselas al olvido.
Le rezamos a ese dios que emparcha todas las pinchaduras del alma.
Vivimos en el tic pero queremos el tac, y cuando llega, lo desdeñamos.
Así somos a veces, de a ratos, cuando nos muerde con sus colmillos el vampiro de las horas.

No hay comentarios.: