martes, mayo 19, 2009

No dejar de aprender.

Hay mucha confusión en estos caos animentales que estamos pasando.
Necesidades impuestas que ametrallan la vista, velocidades nocivas para cualquier paz que se digne, desconfianzas que se afianzan en la gente como una costumbre creciente... y entonces se nublan los horizontes, y se pierden la fe y la paciencia, porque no hay ciencia que cure esta pandemia de ver el mal en todo lo que nos rodea.
Y todo es negro (y el "negro" de los periódicos, que es un negro turbulento, sucio, hiriente, vacío, absurdo, violento; no el "negro" de la noche con su calma impenetrable).
Pero no, no es realmente así. Las cosas tienen sus causas, y eso hace que lo malo no sea tan malo realmente. Cuando algo que nos disgusta tiene su lado bueno (o práctico) cambia completamente el panorama. Tenemos que aprender a ver más allá de lo inmediato, porque las superficies siempre chocan. Las urgencias, las ansiedades, muchas veces juegan en contra nuestra, y progresar se hace sólo una carga y deja de ser el motivo de seguir.
Los dolores son lecciones, las discusiones son sabiduría en potencia.
Y para crecer necesitamos sombras y luces.

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