viernes, marzo 19, 2010

A flotar los sueños.

Si no fuera un latido
lo que separa los pies
del terreno gris
estaríamos perdidos
en nubarrones fatales
capaces de desarmar
los castillos perfectos
de barajas sin fin.

Sin embargo podemos
decir que hemos logrado
desprender la materia
(y sus estratagemas)
del divino elemento
que rellena los bucos
que desangran colores.

Por la piel que nos cubre
(esa cáscara inocua
que las almas inermes
usan como armadura
puliéndola a diario
dándole sumo aspecto
de coraza infranqueable)
despreciamos la pulpa.

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