miércoles, septiembre 07, 2011

Gragea de bienvenida.

Se asoma la primavera tras el umbral arrebolado de este ocaso, y trae consigo la pintura, los aromas vivos, el vuelo de las mariposas y un sinfin de flores.
Añoro la primavera como la niñez, como ese tiempo donde todo rebosa vida, donde todo zumba y revolotea entre jardines y charcos y árboles, y la eternidad late con cada juego por emprender (porque los juegos eran viajes instantáneos, naufragios placenteros en un océano lúdico sin horizontes ni inoportunos timbres).
Por eso, cuando llega Septiembre siento a mi alma escaparse del letargo invernal, y recobrar ese flujo intenso que convida su énfasis a todo mi ser.

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