Ha de vaciarse todo
lo que supo estar pletórico
para volverse a llenar
y que regrese la dicha.
El mar se irá
pensando en su retorno,
como en la luna
que lo conversa.
El tiempo sabrá borrar
su propio reino y ruina
para erigir de cero
los nuevos horizontes.
La muerte perderá
el agrio sinsentido
y será un dulce lecho
para ir a reposar.
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