viernes, diciembre 21, 2012

Sentencia y pena.

Detesto a los mutiladores de alas
-revanchistas constitucionales-
que afilan con odio el canto del libro
y sueñan la próxima puñalada
chapoteando en su bilis
manando incansable.

Ese habitual regodeo
por una grave sentencia,
esa sensación hueca
de abyecta justicia,
ese festejo impune
que natural se impone
y es sólo una venganza
de ley enmascarada...

Todo ese circo penoso
de payasos celebrando
a trapecistas que caen
sin redes ni colchones,
y los leones muriendo
de hambre entre las rejas,
y ellos, tan hechos de carne
y muerte, inalcanzables.





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