miércoles, diciembre 18, 2013

Febril pre estival.

El sol es un ígneo disparo
en las sienes ciudadanas.

Los edificios sardónicos
sonríen ante el espanto
que se derrite en sus fauces
(presagio estival infausto).

Los ánimos hirviendo,
el sueño arrebatado:
tan tentador por fuera
como sangrante hacia el centro.

Testigos del infierno
transpiran sus verdades
(también sus falsedades
febriles, deformadas).

Un suspiro tras la estela
que deja al pasar Eolo.

Se embellecen los aires
con pétalos de movimiento.

Oasis seco en el desierto
concreto, ardiente.

Gotas de naturaleza
sobre un fantasma insolado.

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