viernes, noviembre 25, 2005

Prohibido prohibir.

Qué clase de estúpido dios soberano podría ponerse por encima de sus hijos iguales y condenarlos a prohibiciones perpetuas, clandestinidades pavorosas, tinieblas de gomas sucias en el brazo y agujas repetidas, donde las miserias corren por las venas en una carrera que también participan la sangre pútrida, la heroina, el dolor y enfermedades del alma y el sistema inmunológico.
Maldita empresa picadora de sesos que sólo nos manipula con sus dosis malversadas, infectas de malicia y estoicisimo espiritual.
No quiero nunca digerir semejante mierda, por favor.

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