domingo, septiembre 03, 2006

Ahora es siempre.

Hay grandes pequeñas cosas que en sus chispas muestran la gloria de estar un poco vivo.
Están esos lugares de leyenda, donde los duendes tienen casi un centro turístico por excelencia.
Las monedas de un peso cuando se transforman en el tema de conversación para tres chiflados (y cuando su comparación se hace posible gracias a las gracias de un pasaje afortunado).
Hay esquina y corazón, y queda rocanrol todavía.
Está Buenos Aires todo, que sigue siendo el sueño de las nostalgias.
Los ojos derretidos de los inconcientes en colectivo.
Tinieblas que resguardan las sombras fugitivas.
Excursiones psiconautas a fábulas que hacemos propias durante ratos sin tiempo.
La lluvia con sol.
El cálido porvenir que va despuntando (pese a los fríos que atornillan el ahora).
Y algunos etcéteras que se esconden de la conciencia...

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