domingo, diciembre 30, 2007

Revivir.

Fuente de la juventud, de la niñez que bebo en esos charcos de sol que me espejan cuando no puedo brillar más sin romperme en mil sonrisas y algun ruido absurdo.
El terreno de juego del chico que todavía soy, que se ha aferrado con uñas y dientes y castillos de arena y cristal y sueños a una idea de colores que resiste en vos cuando sincronizamos los pálpitos. Tus manos que me llevan del hilo que te regalo todos los días, para que este vuelo sea nuestro, para que esos pájaros en pareja sólo se diferencien de nosotros por las plumas.
Este regreso constante a la ingenuidad más dulce, a la fe y la imaginación, a los colores, a las risas sencillas, a las manos confundidas, a los parques en la tarde. Nuestras tardes, que son de ellos pero también nos las comparten porque saben que no somos tan distintos, es nomás el frasco...
Y todo se reinventa en este movimiento mágico que es encontrarnos y ser, juntos.

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