martes, enero 29, 2008

Tango.

Marea y melodía, melancolía.
Todos los grises que se disfrazan con colores están sonando bellamente en los oidos de un extasiado.
Y ese agónico gemido que nomás el bandoneón encarna, cuando cualquier tristeza puede ser nuestra si se la sabe interpretar.
Es himno de la sensibilidad nostálgica, del pasado irrecuperable que sólo se puede salvar en una evocación, al filo del llanto.
El rincón armónico donde se conjugan las miserias, que sean serias o no, nunca las podremos gambetear a todas.

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