miércoles, mayo 14, 2008

Un suspiro.

El dolor se siente en los ojos y se ve en el rictus que deshace su solsticio.
Hay poesía muerta en unas mejillas, hay desesperación en un muchacho,
contracciones, convulsiones, convicciones en un espíritu
que se abraza con medio pulpo y doble corazón.
Pero que no se desdibuje este retrato de los tratos y el sentido
como el destino desteñido de una foto mojada colgando al Sol.
Y que la fiaba que augura perdices no se equivoque de ave.
Que su tristeza enjaulhada se acuerde de que la puerta está abierta
que su llanto le oxida las alas rayadas, doradas.

Dé el repique corazón,
le pido como un favor
que si su tambor late
la belleza se le bate
y la crema de milagros
es el postre y la cereza.

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