martes, enero 06, 2009

Vivir sin sobre.

Festejar es necesario.
Si nos adormecemos en la seriedad, perdemos la costumbre de sonreir, y rescatar hábitos no es tan sencillo.
Los reveses cotidianos a veces son duros golpes, pero del dolor se puede exprimir experiencia, y eso será mañana lo que nos mejore cualquier viaje.
Es peligroso el espíritu trágico: como las sombras, puede volver enorme y horrible a cualquier pequeña curiosidad.
Claro que podemos perder el control, pero lo fiero es dejarnos llevar, abandonarnos al conformismo de la tristeza como algo fatal e irremontable.
Es la vida un regalo, y se debe disfrutar, porque con nada venimos y nada nos llevamos.

3 comentarios:

Capitan Bondiola dijo...

Terrible querido, muy conmovedor.

Un placer andar por sus letras.

Adieu.

Anónimo dijo...

Festejar y hacerse esa estrella que viaja lejos lejos lejos como embebida en mil cervezas a estrellarse en la inmensidad de la nada. Festejar la vida como esa estrella que es Jack Kerouac al filo de apagarse a cada segundo mirando todo alucinándose llenándose de dolor amor colores paisajes. Festejarse. Y que la vida sea siemplemente, ¡una exclamación! ¡la vida!

Anónimo dijo...

Festejar y hacerse esa estrella que viaja lejos lejos lejos como embebida en mil cervezas a estrellarse en la inmensidad de la nada. Festejar la vida como esa estrella que es Jack Kerouac al filo de apagarse a cada segundo mirando todo alucinándose llenándose de dolor amor colores paisajes. Festejarse. Y que la vida sea siemplemente, ¡una exclamación! ¡la vida!