miércoles, diciembre 02, 2009

Remanso.

El viento acerca una brisa acaramelada
de donde abunda el color de la esperanza.
Por descontar baldosas ya conocemos
su siempre errante bruma fantasma.

Se van los besos por los rincones,
y da igual que sean soles
lunas o nubarrones.

Surgen oasis que no existían:
los espejismos de un gris desierto
donde descansa el silencio
del caosónico que lo aturde.

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