miércoles, diciembre 09, 2009

Vida.

Si la raíz de la locura
se encuentra bajo un almendro
somos bienaventurados
los insensatos que preferimos
la infinita majadería del amor
al calmo cantero artificial
donde no existe la falta de riego
ni los días nublados
ni el "basta ya de tanta agua"
o un sol que seca hasta marchitar.

Pero se pierden también
tiernos rayos mañaneros
la sensación del alivio refrescante
cuando unas gotas curanderas
hacen trizas las sequías,
el nacimiento de un día
y los romances con la luna.

¡Lo que se pierden!

Estos colores que arden,
volverse sonido con un movimiento
y el sentimiento de que el viento
definitivamente nos acaricia.

Adivinar la gracia detrás del caos,
descubrirlo un misterio por develar
y no una tragedia nublaespíritus.


No hay comentarios.: