hay que renovar constantemente
las necesidades masivas
muñequeando voluntades.
Es un hechizo sencillo
(frívolo, sí, pero efectivo)
que viene de oscurantistas
cegados por la ambición
sin dejar a su moral
que les cuestione nada.
Se acorta la vida útil
se alarga la vacuidad
en cada leve novedad
que consumimos, absurdos
sólo para no pensar
en las insensibilidades
a las que hemos accedido.
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