Los días han pasado
(tardes de agonía
y noches de esperanza)
llevando su calvario
cumpliendo la condena
del peso de la historia
en vistas empapadas
por un diluvio propio.
No hay muerte para siempre
ni una victoria eterna:
cada hoy es EL partido
cada ahora es LA pelota
cada sueño, mí odisea
cada sombra, una derrota.
Pero en lo perdurable
resiste el sentimiento
desgarrado o entero
(insistente, ineludible)
capaz de embelesarnos
con un par de colores
que paren berretines
en cada nuevo encuentro.
Y en este desahogo
de gris y sinsabores
baldeándome por dentro
encuentro los honores
de una pasión estoica
en la derrota heroica
que se volvió victoria
cuando la curó el tiempo.
2 comentarios:
Guacho, reincidí en esto de los blogs...jaja. Pasate!
Me olvidé de poner la dirección.
malditoporquesiento.blogspot.com
Abrazo!
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