lunes, agosto 13, 2012

Parque iris.

Te invita los colores
su predio generoso
sus duendes, sus fantasmas
su vida prolongada.

Te canta con mil voces,
trinos, gritos y ladridos,
y un mar seco pero fluido
arrulla silencios lejanos.

Te devuelve un rato
la calma evaporada
y al niño erosionado
por el roce del tiempo.

Te enseña sin palabras
por dónde anda la vida,
digamos: una idea
de cómo no oxidarse
y no mimetizarse
con el entorno gris.

Te ofrece todo un cielo
para que vos lo rasques
y te subas a un ave
que vuele hasta el final.

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