jueves, agosto 09, 2012

Djangod.

Hay cuerdas que desatan
aún en la tormenta.

Notar nota a nota
agotar gota a gota
los tonos del diluvio
finísimo, expansivo
que flota sobre vos:
la mejor ciudad
para ver ahogarse
al mundo en la humedad.

Yo soy una inconsciencia
que roe las melodías
con hambre y satisfacción
(amén de cierto ensueño).

Y ellas se apoderan
de mi permeable mente
y la hacen flamear
como una bandera
sin lienzo ni colores
pero llena de viento.

Juega con el tiempo
como con una masa
(juega, y se divierte
y yo le doy minutos
para que los amase
para que los transforme
en algo de su arte).

Como no te amase,
música hermoseadora,
serían peores de grises
los rocíos invernales.

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