martes, septiembre 25, 2012

Ojo del pinar.

Toda esta resina
brotando en verde
se empecina en mí,
en esta corteza
que añora raíces
rodeadas de aire
y busca su aliento
montada en el viento.

Sosteniéndose,
balanceándose.

Su color dorado
del oro alejado
encandila dulce
mis ojos y ánimos.

Y una sinfonía
me hace compañía:
trinos, silbidos,
bramidos, crujires,
batires, silencios.

Un teatro arbolado
para las funciones
que goza el instinto
harto del cemento.

No hay comentarios.: