lunes, abril 29, 2013

Mayo promisorio.

De repente, en un momento
me siento sentado al filo del recuerdo
observando absorto el teatral abismo
que me devuelve un brillo amable,
lleno de algo sensible y conmovedor.

Vuelvo a poner en marcha los pies,
entibiando poco a poco este motor
revolviendo aquel añejo, intenso amor
que palpita latente en mis oídos descreídos.

Toco con la memoria antiguos ritos
hechos de pasto, vino y cánticos;
sobrevuelo el paisaje lisérgico
que me invita a olvidar la distancia,
a observar animado el ocaso
de las horas que se van deshojando.

Un lugar para ser, para verter
el espíritu entero en una voluta,
para ofrecerse vehemente al viento
con toda la voz hecha un grito.

No hay comentarios.: