"Con un poco de lalalá todo va mejor"
decían los quizasabios en su mambo,
y hasta podrían tener razón.
La ficción se acaricia con la realidad
y el amor es amor todos los días.
Y de cuando en cuando
apagamos la luz
y nos ponemos a festejar
que la desgracia tiene
por lo menos un talón de aquiles.
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