miércoles, julio 04, 2007

El cojo.

Te vas llevando pedacitos míos a cambio de tu existencia acá adentro, apuntalando con fidelidad urgente los más jodidos peligros de derrumbe.
Primero un cachito de corazón, desde el vamos, con aquellas lágrimas del comienzo. Los golpes en la cabeza, la furia desatada, el quid del sentimiento artístico plasmado en rock filoso.
Te di mis primeras cabriolas de pasión musical, y hoy las siento como una inversión sublime.
Y ese cachito se hizo quiste de un tumor hermoso, que ramifica constantemente su sentimiento.
También te regalé con orgullo ese espacio en la piel, porque pocos estandartes pueden ser guía en mi eternidad como tu imagen de libertad.
Y suelas y ruedas y horas, te las di y te las doy, como mis gracias por salvarme más de una vez del naufragio final, y acercarme hechiceros, amigos, maestros, y al Sol que me enjuaga de tinieblas cuando brilla cerca.
Encima... ¿sabés qué es lo más lindo de nuestra historia? Te veo en sólo 3 días.

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