miércoles, mayo 12, 2010

Salvemos a las ventanas.

El olor a tierra entre sus pétalos
me viene a visitar con la sonrisa
y yo voy contento a su encuentro,
con los dedos de un niño curioso.

Sube la noche por la ventana
y se van con ella los hilos de plata
a buscar un cometa que llegue a la Luna.

Hay tantas estrellas para elegir
en este paño negro inacabable
que no podría amasarse fortuna
capaz de regatear por ese arte.

Sin embargo muchos promueven
un progreso demasiado optimista
para con los propios bolsillos
mas lejos del punto de vista
(de la contemplación).

¿Y adónde irían las ánimas ligeras?
Ni las alas podrán desplegar
entre tantas torres de Babel.



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