de mi espíritu y su edén
quizás logre una limpieza
profunda como un suspiro,
y regresen entusiasmos
que voy creyendo perdidos.
Acercarme a lo divino
en raptos de inspiración,
sin apremios ni artificios
que nublen la poesía.
Pero hay sombras bordadas
al pellejo que me encubre,
y todo vuelve en preguntas
cuando pido por certezas.
Y queda sólo el vacío
donde reinaban otrora
ciertos recios sostenes.
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