compartir lúdicas tardes
aprendiendo mutuamente
lo que hemos de ofrecernos:
ella desde su inocencia
y sus exactos instintos,
yo desde el sentimiento
y la experiencia que pueda
aportarle a sus pisadas.
Vayamos juntos, amando
a cada paso algo más,
sin acotar los latidos
que van a darnos, mañana
una sonrisa retroactiva.
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