La Luna se me esconde,
y va escapando lentamente
por la alfombra profunda
que llega a ese horizonte
en búsqueda de otras playas
con oleajes más parejos
o bravos e innavegables.
La noche es de caramelo
pero hoy mi niño descansa
y la reflexión aflora
entre susurros arbóreos
que estimulan el soñar
como el crujir amigable
de los pinos, tan noctámbulos...
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