involucrados en una triste locura
sin nada de tu dulzura, abrumados,
ensombrecidos, asombrados, absortos.
Entradas que dan salida, nuevas vidas,
el llanto es desencanto y también es alegría.
Se abren paso ominosas sirenas:
mar aferrándose a la tierra
con sus garras arraigadas a sentir
el encanto de la vera, la próxima primavera.
Tantas miradas transpirando
fragilidad, sal y desconsuelo...
Sangre consagrada, palabras
llenas, con el alma sobre las palmas
ofreciéndose sin límites ni razón,
empuñando corazón y convicción.
Dolores. Esperanzas, rayos y soles,
aún en la noche, aún las verdades.
Siento canciones desde el silencio,
enredadas con tu imagen en mi pecho,
llamándote a no dejar de llamear,
a no ceder el fulgor de tus luces.
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