sábado, junio 16, 2007

Lunaedad.

Si lo sagrado se deshace en realidades ¿qué le queda al rincón onírico?
Porque está bueno entender y ver cómo sucede lo conocido, pero que la magia rompa estructuras también es algo necesario.
No podemos abandonarnos al control cotidiano ni a los milagros en el descuento.
Entonces quedamos solos en sociedad, solos en pareja, solos en soledad.
Y las fantasías son las manos que se desesperan por salvarnos de ese umbrío embrujo, del encierro total y perpetuo.

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