lunes, junio 11, 2007

Morir todavía y no después.

De todavía morir se va aprendiendo a vivir.
Uno sale de excursión por el bosque
cuando es el bosque su misterio urgente.

El sosiego está en no ser la presa.
La presa está en dejar de ser.

Cuando nos toquen las sombras
que velan por nuestro eterno
calladas quedarán las preguntas
de tantas respuestas juntas.

Todavía el cielo. Y vos, todavía.
Y un nosotros de muchos más.
La esperanza, el vuelo.
Todavía río, todavía muero,
pero muero porque vivo
en la llama de algún fuego.

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