lunes, marzo 17, 2008

Perfección de cotillón.

¿Realmente creerán que las imperfecciones se solucionan con un cuchillo o una goma?
Qué tristeza de vacío emocional, de valores inválidos.
Miles de cabecitas soñando con ser como el maniquí que se pavonea por los grandes carteles, deprimiéndose por sus particularidades, creyendo en la regla de la belleza como un dios incuestionable que castiga a los naturales.
Obsesiones por montones, corazones llenos de silicona. Lo fácil de vivir pendiente de lo que se puede modificar con una billetera rechoncha.
El absurdo desprecio por la vejez y sus arrugas, antes símbolos de sabiduría.
Toda esta cultura de la cáscara está dejando al huevo seco.


Tristes bellezas sus cáscaras caras
sus rostros impuros, sus máscaras raras.

Tristes sus risas de revistero
como talladas en simultáneo
sin la delicia de lo espontáneo
sin la alegría de lo sincero.

Triste certeza de perfección
que abandona el corazón
por perseguir la coraza.

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