lunes, marzo 03, 2008

No más que miedo.

La oscuridad. La oscuridad. La oscuridad.
Cuando todo está iluminado, uno es la sombra, el miedo, el recelo de cualquiera de sus dichos que digan algo alejado.
Cualquier ajeno es dolor, cualquier palabra exprime mal. Todo es sombras si uno es sombras.
Y más sombras que nunca soy, por razones de otro idioma incomprensible, con más miedos que el niño que me cuida de hacerme viejo antes de tiempo.
Tengo terror de cualquier invasor, y me espanta hasta lo imposible, porque creer en milagros también es darle lugar a las tinieblas más absurdas.
No sé dónde ponerme para desencontrar los ce, los mié.
Y el interruptor que prende la luz del cuarto donde vive mi pensar está más averiado que los mandos de un barco hundido hace siglos.

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