miércoles, marzo 12, 2008

Un diez.

Hubo uno que jugó a la pelota con el mundo.
Y escribió en hojas verdes los más rebeldes y delicioso versos, con la pluma en los pies y el pasado en los hombros.
Hubo uno que soñó tanto que cuando su sueño se hizo realidad no quiso volver a dormir.
Hubo uno que sin hablar dijo todo lo que muchos se callaron, expresándose como un guerrero elegante, con una bota y con un guante.
Hubo uno que lloró las lágrimas de millones de tristezas.
Hubo uno que con una sola pierna pudo saltar tan alto que casi toca el cielo por segunda vez (y por eso se aseguraron sus detractores de cortarle las dos).
Hubo uno que también se equivocó, pero eso lo hace cualquiera (aunque no cualquiera perdona).
Entonces que alguien me explique por qué hay más jueces que aplausos...

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