martes, junio 14, 2011

Al natural.

Ya puedo entrever tus verdes
de paciencia imperecedera
sonriéndole al viento marino
(ese cartero de los perfumes
tan lejanos como misteriosos).

Si, aunque parezca absurdo,
siento que me roza tu espuma
al despertar de algún sueño
ya inalcanzable en esta vigilia.

¿Pretensiones? Todas,
pero sencillas y apasionadas:
la belleza incesante
el arrullo alentador
los incontables vuelos
dibujando sin tinta
en el lienzo del cielo
(¡y sus dulcísimos cantos!);
noches enchastradas de estrellas
y la pira para el espíritu
que nutre su esencia elemental
con los fuegos, con los humos
con los vestigios de vida
que persisten en su muerte.

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