jueves, julio 14, 2011

¡Ay, Luna!

Vi una luna regordeta
en sus restos de vigilia
acercándose, dorada,
a los techos de este sur,
enamorando a mis ojos
que encima se le derraman.

¡Qué emblema poético
es tu brillo macilento!

Parecés cansada y feliz
(nos parecemos un poco)
aunque con la misma pena
siempre merodeándote,
insistiéndote siempre,
sin cristalizarse
ni llegar a ser fugaz
sin querer resignar las noches
mas ansiando vivir los días
y no perderse ni un instante
de los que andan dando vueltas.




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