enciende el fuego privado
con un beso ya marchito
que en el viento se ha secado.
Cuando desato los nudos
del pensamiento acotado
y suelto a volar sus mirlos
me elevo un poco con ellos
y siento en su dulce canto
el sonreír de mi interior
como un río en su verano
bailándole a los dilemas.
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