en la carne etérea de los recuerdos
se ha clavado para el resto de siempre.
Lo que queda atrás es enorme
y no por pasado se derrumba
sino que abona el raigambre
de las flores de los sueños
que esperan nuevos colores
al morir esta estación
(la ironía y su arquetipo).
Y, esperando el horizonte,
sentados en una baldosa
en el medio de la eternidad
cantamos nuestro amor.
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