pero cada vez seremos más
los enamorados del verso
que se escribe entre millones:
un mito encarnado en pueblo
flameando al viento, libre.
De nada sirve declinar
la primavera, y silenciar
nuestro deseo de vivir
por el absurdo criticar
mi el constante contraatacar
aún a las justas medidas
aún a la misma alegría.
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