llamando a los sentidos
con su inocencia dormida
entre imágenes difusas.
La ternura le queda chica:
es un sentimiento profundo
que derrite las corazas
de la visión cotidiana,
con abstractas endorfinas
al instante atomizadas
en la sangre de las almas.
Un ovillo bello y vivo,
recorriendo laberintos
sin moverse de mi lado,
con el pelo enmarañado
y las alas sin planchar.
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