aún sin contaminar
por esa sombra
que trajo el olvido,
esquivando la nieve homicida
con venenosos antídotos,
asomando desde mi ficción
al tiempo gélido ajeno.
¿Y dónde está el corazón?
Donde debe, en una mesa
repleta de esa suciedad
que deja la saciedad,
manchada de tinta amistad,
con restos de pan y palabras,
risas serpenteando en el aire.
Y aunque el abismo se esfuerce
por robarse este presente,
hay presentes que se esfuerzan,
inconscientes, para ponerle
una nube al final del recorrido,
para que el espíritu no se vuelva
espectro, para que la luna vuelva
a ser mi luna, para que las noches
se devuelvan a su mística inicial
de fantasmas compañeros
en lugar de aquesta agonía
de compañía fantasmagórica.
Ya está en la puerta el invierno,
ya se acerca a abrirle el viernes:
del saludo nace una ironía,
y los tres ríen de sus miserias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario