Un mar de estrellas
que escriben en el manto
la carencia de una musa
que está ausente hace ya tanto,
raptada por el olvido.
Néctares y ambrosías
hoy no salan bien el alma:
dan escozor, desasosiego
e insomnio abrumador.
La luna es un farol
que ilumina en otra esquina
y escala aquel balcón
tan lejos de esta escalera.
Las ninfas con sus ínfulas,
el achaque por las noches
que se ahogan en un charco
junto a la magia del juego,
los momentos amontonados
en una silla anestésica,
el dormir y que los sueños
amanezcan pesadillas,
y tantos otros motivos
van consiguiendo ahuyentar
a la huidiza inspiranza.
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