viernes, junio 14, 2013

Un lugar donde parar.

Ir hacia la sangre
aunque esto sea el desierto
y buscar un pulso allí
dentro de la inmensidad
sabiendo lo improbable,
sintiéndolo posible.

Destriparse las sombras
con voracidad ritual,
alimentar los sentidos,
desempolvar la piel
y volverla nube
que llueve hacia arriba
con su vapor abstracto
sobrevolándonos
las mentes.

Estallar.
Una estrella, un destello.
Bello paisaje negro,
violáceo, octarino.
El aullido en la penumbra,
los olores inexactos,
la furia que se hace lágrima
que se hace alegría
que se hace locura
que se hace baile
que saca a bailar
que baila al sacar
espíritus de lugar.

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